Los valientes también sufren.
Los valientes también sufren.
Un valiente no es un caballero andante rodeado de armaduras.
Un valiente no es un temerario que no tiene miedo a nada.
Un valiente sufre, llora, se asusta, se entristece
No es un ser omnipotente al que no le afecta nada.
Es una persona sensible al que, afectándole las cosas, mira a su temor a los ojos y sigue adelante.
Un valiente no se enfrenta a la vida, vive con ella.
Un valiente no evita sus sentimientos, los entiende y los respeta.
Un valiente no piensa sólo en él, se atreve a pensar en los demás.
Un valiente no lleva armadura, lleva su capa de la autenticidad.
Un valiente no se conforma con las circunstancias, hace que las circunstancias se adapten a él.
Un valiente no es de hierro, es de bambú.
Ese bambú que se mueve con los vaivenes de la vida, que se balancea cuando recibe un nuevo golpe.
Ese bambú frágil de apariencia y fuerte de corazón.
Ese que no se enfrenta a la vida, que fluye con ella.
Ese que pase lo que pase, siempre sigue en pie.
Porque un valiente SÍ es vulnerable.
Pero decide vivir abrazando su vulnerabilidad y respetando la de los demás.
V de vulnerabilidad, V de valiente, V de VIDA.
¿Y tú, eres de hierro o de bambú?