En la vida a veces se gana y otras se aprende
Nos han enseñado que dar las gracias es importante. A agradecer a aquellas personas que hacen algo “bueno” por nosotros. Y cuando encontramos ese algo “bueno” lo hacemos encantados.
¿Pero qué significa “bueno”?
En nuestra cabeza ese “bueno” es algo que nos aporta felicidad, ayuda, satisfacción… en resumen, emociones que consideramos positivas.
Sin embargo, si ampliamos un poco más nuestra mente veremos que ese “bueno” va mucho más allá.
¿Podemos considerar bueno algo que nos aporta un aprendizaje? ¿Una lección para el futuro? Parece lógico que la respuesta a esto sea sí porque estamos pensando en aprendizajes buscados y sin “efectos secundarios”
Por ejemplo, en el colegio nos mandaban deberes. Obviamente a ninguno nos gustaba hacerlos, nos quitaban tiempo libre, sin embargo, había una intención positiva detrás que consistía en reforzar un aprendizaje que nos habían enseñado.
Pero a veces se nos olvida, que hay aprendizajes que no los enseña el colegio, la universidad, los másters ni los tutoriales de Youtube.
Los enseña la vida.
Estos aprendizajes te los traen las personas que lejos de aportarte sensaciones positivas, te han traído más emociones negativas de las que te podrías imaginar.
– “Espera creo que sé por dónde vas. ¿Pretendes que le dé las gracias a alguien que me ha hecho daño? ¿Quieres que esté agradecida a quien ni confió en mí, ni me valoró?
– Sí, quiero.
¿Sabes por qué?
Porque esas personas, aún sin quererlo y sin saberlo, han dejado más en tí de lo que tú te crees y puede que de lo que ellos querrían.
Han dejado una oportunidad
Una oportunidad para hacerte más fuerte.
Un momento para seguir aprendiendo lo que quieres y lo que no.
Un motivo para demostrar que, si creían que te ibas a romper, ahí estás tú para pegar tus trocitos.
Por eso, hay dos tipos de personas a las que dar las gracias:
Los que restan: aquellos que traicionaron tu confianza, no te valoraron, pensaron que no podrías. A los que llamaron locura a tus sueños. A los que echaste de menos cuando debieron haber estado. A los que no confiaron en tí: GRACIAS.
Gracias por hacernos valorar más a las personas que, aun conociéndonos menos, nos quisieron más.
Gracias por obligarnos a sacar esa fuerza que decía: tú puedes con esto y con más.
Gracias por enseñarnos qué tipos de personas sí queremos en la vida.
Gracias por darte la oportunidad de practicar un “Adios” que te devolvió nuevos “Holas”
En definitiva, gracias por ayudarnos a ser quienes somos.
De vosotros APRENDÍ
Los que sumaron: los que siempre están ahí hasta cuando no sabes que lo necesitas, los que no dicen “cuando pueda te llamo” simplemente dicen “voy”, los que paran su mundo para defender el tuyo.
Con vosotros GANÉ
Porque en la vida a veces se gana y otras se aprende.